La investigadora vive en una casa de campo cerca de Sonoma (California), con su marido, un académico ya jubilado, y con su hijo más joven. Pero hasta aquí nos cuenta, pues se declara tímida y celosa de su vida personal. Le interesa sobre todo hablar de su descubrimiento, el que da origen a «Reina Negra». Reconstruir la vida de su antepasada Gracia de Valdés a partir de las cartas, diarios y archivos históricos ocupa la mayor parte de su tiempo. Y también escribir la serie de novelas que acaba de publicar. Hablando de su obra es donde se muestra ilusionada y apasionada, como una niña que descubre un tesoro.

– ¿Cómo fue su encuentro con el personaje histórico de Gracia de Valdés?

Fortuito. A través de una herencia que puso a mi disposición un archivo familiar. En él encontré cartas, fragmentos de diarios e incluso los dibujos de Regla María, la hermana de Gracia. A partir de ahí me puse a investigar: es mi trabajo, sabía cómo hacerlo. Aunque fue trabajoso, no lo voy a negar. Para verificar la autenticidad de ese archivo, tuve que viajar por medio mundo para encontrar pruebas de la existencia de aquella mujer tan lejana y que sin embargo, me hablaba con una cercanía estremecedora. Como si estuviera aún viva. Estaba cerca y a la vez lejos: jugó conmigo al gato y al ratón durante mucho tiempo. Pero creo que eso también forma parte de su personalidad.

– ¿Nunca había tenido noticias de esa existencia? Por lo que sabemos, fue una mujer excepcional y bastante conocida en su tiempo.

Esa es la paradoja. Muy conocida en su época y absolutamente desconocida en la nuestra, a diferencia de otros personajes contemporáneos. En eso coincido con una historiadora que admiro mucho, Mary Beard, cuando dice que las voces de las mujeres han sido acalladas por la Historia.

MP Callmann se extiende sobre la influencia en su obra de la académica inglesa, famosa por sus libros y programas divulgativos sobre la antigua Roma producidos por la BBC. Incluso cuenta que la conoció en 2008 durante una serie de conferencias en la universidad de Berkeley. “Escucharla cambió mi vida”, confiesa.

– Según la misma idea de Mary Beard ¿por qué cree que la voz de Gracia de Valdés fue acallada?

Se trata de un personaje conflictivo, subversivo, si prefiere. Que una mujer de esa época, que no era una reina ni una noble de cuna sino más bien una arribista, influyera en ámbitos de poder, resulta inquietante para quienes detentan ese poder. Todos eran hombres, además, y ella una mujer cuando apenas tenían derechos. La propia Gracia era consciente de ello y sus diarios demuestran que tenía una doble vida: sus actividades como espía no podían ser divulgadas pues le hubieran traído la ruina. También por su condición de mujer liberada de los yugos morales de la época. Siguiendo con la máxima de la señora Beard, no hay que olvidar que durante siglos nos hurtaron a las siguientes generaciones la existencia de esas mujeres adelantadas a su tiempo, luchadoras, protagonistas de la Historia. Y eso ocurrió por la complicidad de los más reputados historiadores de todas las nacionalidades. Por cierto, ese es otro problema que nos hemos encontrado: ¿de qué nacionalidad era Gracia de Valdés? ¿Española, francesa? Hablamos de unos tiempos en los que la idea de país moderno estaba aún por hacer… Era un enigma.

– Pero consiguió resolver el problema.

Nunca encontré su partida de nacimiento, pero sí los lugares que menciona en sus cartas y diarios. Su niñez transcurrió en Cuba, entonces colonia española. De eso estoy completamente segura.

– Volvamos al origen de «Reina Negra». ¿Qué fue lo más sorprendente de su hallazgo?

La propia vida aventurera de Zita. ¿Me permite que la llamé así? Como la llamaban sus íntimos. Y creo que, a estas alturas, ya lo soy. (ríe, divertida)

– Esa vida excepcional es la que alimenta su serie de novelas.

Exacto. Y aún creo que me he quedado corta… Porque de mujeres influyentes en las cortes ilustradas sabemos bastante. Era habitual que una mujer culta y con fortuna se rodeara de pensadores, artistas y políticos: ahí tenemos a las salonières francesas. Lo más extraordinario de ella fue saber de sus actividades como conspiradora y espía. No creo arruinar las expectativas de los lectores y lectoras si cuento que fue una abolicionista de la esclavitud, una luchadora por los derechos del hombre y la mujer, una revolucionaria en todos los sentidos.

– ¿Es entonces «Reina Negra» una biografía de Gracia de Valdés?

No. Ni mucho menos. Se trata de una vida novelada. Aunque averigüé mucho sobre ella y escribí intentando ser fiel a las fuentes históricas, se trata de una obra de ficción. Además de acercar a los lectores y lectoras de la actualidad la inmensidad de una época tan compleja, tuve que dejar volar la imaginación para rellenar esos huecos que Zita aún esconde. Pero creo que de alguna manera, ella me ha cogido de la mano para guiarme a través de este viaje.

– ¿Qué espera de «Reina Negra»? ¿Cómo cree que se recibirá la publicación de esta saga?

Espero que quien lea esta historia sienta la misma pasión que yo al escribirla. Y la de Zita al vivirla.